Antonio Veik es uno más de los tantos pequeños productores que habitan la Colonia Oficial 21, esa que está ubicada en la zona del camino que une a las ciudades de Macia con Viale, en el corazón entrerriano.

El hombre habló con Campo en Acción, en su emisión por Radio Nacional LT 14, para dar a conocer el pedido de los vecinos en torno a la mejora del camino, pero acabó contando mucho más de la historia de la zona y la vida social que los atraviesa.

En su relato aportó: “La colonia se inició entre los años 1962 y 1963, cuando una estancia se puso en venta y los nuevos dueños planearon el desalojo de los arrendatarios. Esos pequeños productores lograron hablar con el entonces gobernador Raúl Uranga en una estación de tren y le presentaron el proyecto para hacer la colonia. En pocos días el gobernador ordenó la compra de ese campo y poco después empezaron con la mensura de 40 lotes”.

Precisó, como para dar volumen al éxito de la decisión, que “desde entonces estamos casi las mismas familias. Mi abuelo fue uno de los pioneros, el que habló con el gobernador”.

El fuerte en la zona es el tambo quesería, hay también ganadería de carne, cría de porcinos, granjas avícolas y apicultores. Y las 40 familias trabajan en establecimientos con menos de 100 hectáreas. Los más pequeños se educan en dos escuelas primarias con maestros que llegan desde Macia y cada vez que llueve no llegan, de manera que en esas jornadas las clases se postergan.

“El camino es lo único que no evolucionó para acompañar el desarrollo del campo; la zona es muy linda, hay mucha producción y vida social con mucha gente” tiró el tambero al ofrecer un contexto a su reclamo.

Veik especificó que, en rigor, en un radio de 16 kilómetros de camino existen 15 tambos, -“la densidad es importante”-, remató. Como un estadístico, aportó que se producen unos cinco millones de litros de leche al año, el stock entre cabezas lecheras y carniceras suman 3.000, cosechan anualmente unas 30 toneladas de miel y 700 de soja.

Ya entrando en terma, ponderó que “el camino es de tierra y está mantenido por el consorcio de Crucesitas Octava. El pedido a las autoridades es para que se enripie. El consorcio limpió bien la banquina, se colocaron alcantarillas nuevas y quedó todo listo para la mejora”. A modo de remate lanzó: “Hicimos un proyecto y la aspiración es entregárselo al gobernador Gustavo Bordet. Como mi abuelo consiguió la solución con el gobernador Uranga, nosotros soñamos con conseguir otra igual con el actual mandatario, al que respetamos mucho”.