El presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Alejandro Petek, afirmó hoy que el país puede incrementar la producción sin necesidad de extender la superficie sembrada y advirtió que en la actualidad muchos campos están un 30% por debajo de su potencial por falta de capital o logística, entre otras cuestiones.
En una entrevista con Télam, Petek dijo que el sector agropecuario "tiene un potencial enorme" y que puede "más que duplicar" su producción.
La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) es una organización no gubernamental (Ong) conformada por una red de productores agropecuarios que, partir del interés en la conservación de su principal recurso, el suelo, adoptaron e impulsaron la difusión de un nuevo paradigma agrícola, basado en la siembra directa, que procura aumentar la productividad sin los efectos negativos propios de los esquemas de labranzas.
A continuación los principales tramos del reportaje:
Télam: Hoy se necesita producir más para exportar más ¿Hay que aumentar la superficie agrícola o se puede producir más con lo que ya se tiene?
Alejandro Petek: Lo que se busca es producir más con las mismas hectáreas que se están trabajando hoy. No es que se busca aumentar la superficie agrícola. Ésta ya esta constante. Lo que es importante es la mejora en el rendimiento unitario, o sea, que cada hectárea nos dé más valor exportable. Eso se da a través de distintas cosas: la primera es que haciendo lo mismo en granos se produzcan más kilos por hectárea. La segunda forma es que lo que produzcamos sea más valioso, como un maíz especial, por ejemplo. Y la tercera vía es agregarle valor a ese maíz y que se transforme en un novillo, que termina siendo una carne que vale más de US$ 10.000 en un mercado europeo. Todo eso alineado hace que la Argentina tenga en toda la actividad agroindustrial la posibilidad de generar muchas más ganancias que la que genera hoy día.
T: ¿Y cómo lograríamos producir más con lo mismo?
AP: La mayoría de los campos que están bien manejados tienen un potencial que todavía puede crecer en un 30%. Generalmente las producciones están un 30% por debajo del potencial de un área determinada. Esto se da a veces por falta de capital, de información, de conocimiento o logística. Hay muchas cosas que creo que se pueden solucionar. Hay que trabajar, alinearse y hacerlo.
T: Hoy día se habla de producir para los consumidores. Haciendo lugar a las diferentes demandas de consumo y de cómo se produce, qué es lo que cambió en términos de demanda en el último tiempo?
AP: No se sí la palabra es cambio. Comenzamos la conversación de ver cómo construir valor para que podamos exportar más. Entonces, uno puede producir un maíz de una manera masiva e indiferenciada. Eso, a quién va a calmar? A determinadas porciones de compradores, pero si en cambio en ese maíz uno logra tener una menor huella de carbono, que no tiene residuos de determinados plaguicidas o no involucra ningún uso de mano de obra precarizada, a través de las certificaciones, ese maíz ya no va al mercado más pobre del mundo, sino a uno que quiere consumir y contribuir a una mejora del planeta y de la sociedad y están dispuestos a pagarlo. Si bien hoy no hay una diferencia importante de precios, se venden en mercados que van a traer ventajas para el país.
T: En los últimos meses se volvió a instalar el debate sobre la manera en que produce el campo y el presunto impacto desfavorable para el medio ambiente y la salud ¿Qué piensa al respecto?
AP: Yo creo que el productor ha mejorado muchísimo en el uso de fitosanitarios, en todo. ¿Queda por mejorar? Por su puesto, siempre queda por mejorar. Es una crítica que por un lado, viene bien porque hace que uno nunca baje la guardia y trate de mejorar, pero por otra parte, se vuelve como una crítica repetitiva. Cuando hablamos de biotecnología, utilizamos distinto estándar. Cuando hablamos de una levadura transgénica que produce insulina, está bien, pero cuando hablamos de una soja transgénica, no. Esta bueno que exista el debate, así nos vamos entendiendo, pero a veces veo posturas un poco, desde lo que manifiestan, violentas.
T: ¿Se necesita una ley nacional que regule la utilización de fitosanitarios?
AP: Yo creo que estaría bien, porque la verdad es que francamente hay muchas opiniones que no están a la altura del debate. Hay que tener conocimiento científico. Entiendo el temor y el temor siempre invita a la prudencia y a rechazar ciertas cosas, pero para eso están los trabajos científicos y organismos alrededor del mundo. Yo creo en el Senasa, que es gente seria y si dice que tal producto está aprobado para usarlo en tales y tales circunstancias, confío en ellos. Siempre se piensa mal de Argentina. Tenemos equipos de trabajo muy buenos que también tienen para mejorar. Pero de ahí a caer en un enfrentamiento que obstaculice la producción argentina, sería pegarnos un tiro en el pie.
T: ¿Qué potencial tiene el campo argentino?
AP: Tiene un potencial enorme que nosotros, lamentablemente, no lo ponemos en marcha. Tenemos la capacidad de producir otro tipo de matriz productiva, mucho más valiosa. Las capacidades están y son enormes las posibilidades. Por ejemplo, con riego podríamos triplicar la superficie actual habilitando áreas de desiertos que podrían estar siendo productivas. Si yo digo que el valor que producimos, lo podemos duplicar me quedo corto. Lo que pasa es que eso requiere muchas inversiones y políticas de largo plazo para que aquel que va a invertir pueda saber que dentro de 20 años va a poder seguir produciendo y no que le van a venir con un impuesto de oportunidad y lo deje en la calle. Por eso necesitamos un acuerdo de largo plazo.