Producto de mayores precios de insumos, difícil control de malezas, compactación de suelos, entre otros, muchos productores deciden retornar a la labranza de los lotes. Otros, en cambio, descartan de plano esa posibilidad.
Existen coincidencias y discrepancias entre productores de la región núcleo sobre el grado de incidencia del laboreo mecánico en el sistema agrícola. Terminar con la siembra directa es la disyuntiva que se hacen desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) que en su último informe semanal señalan que ”hay coincidencias y discrepancias en la región (núcleo) acerca del grado de incidencia del laboreo mecánico en el sistema agrícola” para reemplazar la práctica de siembra directa.
Agrega el informe que también difieren las motivaciones que impulsan su incorporación. Hay localidades como Bigand en que el 25% de soja de primera se realiza con laboreo mecánico. “La carga de herbicidas para llegar limpio a la siembra está siendo muy costosa”, explican.
En Cañada Rosquín lo justifican también por el menor desembolso económico: “El productor ha decidido romper la directa porque el combustible se paga a un dólar menor (oficial) que el que se paga en la compra de los agroquímicos”.
Más opiniones
En Carlos Pellegrini y el Trébol, los técnicos comentan lo opuesto: la utilización de labranza no supera el 1%. “Son un fracaso, hay mayor nacimiento de malezas. Se pierde desde un 5% a toda la cobertura según el sistema de labranza usado”. “En un año seco puede afectar la productividad por la pérdida de humedad de la falta de cobertura”.
En Bombal explican que la causa no es el “ahorro”, sino la necesidad de lograr más efectividad con los preemergentes. El control de yuyo colorado, rama negra y sorgo de Alepo resistentes son un verdadero desafío para los productores.
Por otro lado, desde Colón comentan que el mayor uso de labranzas mecánicas se debe a la necesidad de descompactar los lotes con mucha historia de siembra directa.
La variabilidad en las opiniones refleja la gran complejidad que hay en el escenario agrícola, más aún en un año dónde algunos herbicidas claves han pasado a triplicar su precio en dólares respecto al inicio del año.
La siembra directa en la Argentina
Tal como lo viene promocionando la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), esta práctica permite acumular rastrojos en el suelo año tras año, contribuyendo al cuidado del suelo a través del incremento de la capa superficial de materia orgánica, mejoras en la permeabilidad y el aireamiento y reducción de la erosión del suelo.
En Argentina la siembra directa fue adoptada de forma creciente y sostenida desde su introducción, hace 30 años, y su uso mantiene un alto porcentaje: el promedio nacional está por encima del 90% desde hace diez años.
Hoy día, producto de las circunstancias comentadas en el inicio de esta nota –mayores precios de insumos, difícil control de malezas, compactación de suelo, entre otros- muchos productores deciden retornar a la labranza de los lotes.