Campo en Acción visitó la cabaña ovina San Miguel, en la localidad de Sauce Pinto, desde donde impulsan la actividad a fuerza de desarrollo en manejo e inversión genética.
Mauro Pintos, uno de los productores, indicó que hace poco más de dos años, por una inquietud de su hijo Alexis conocieron a las ovejas de pelo raza Santa Inés: “Ahí iniciamos la aventura de incorporar estos animales a nuestra producción, buscando además mejorar la genética, manejo y demás. Nosotros veníamos de realizar producciones agrícolas y algo de bovinos, pero gracias a la ayuda de gente de Paraguay y de cabañas locales, hemos ido aprendiendo mucho, aunque obviamente nos falta mucho camino por recorrer todavía”.
Eligieron a la Santa Inés, a su vez, porque es una raza que da corderos todo el año: “Tiene una habilidad materna importante, e incluso tuvimos la suerte de tener partos desde uno hasta cinco corderos. Esto también hace que tengan una ganancia de peso importante, por ejemplo, un borrego de diez meses llegó a hacer diez kilos por mes, logrando llegar a los 100 kilos vivo”.
“Gracias a la formación de una asociación de criadores de Santa Inés, por la cual tenemos el Puro Pedigre, y todavía no tenemos absorción. Por ello, tenemos el Puro Pedrigre por un lado y por otro el Puro por Cruza -que sería como un rodeo general-, el cual se negocia buscando vender vientres o algún macho. Siempre hay que ser selectivo con los animales, sea cabaña o no”, añadió el productor.
Por su parte, Alexis Pintos aclaró que la idea inicial fue simplemente para tener corderos para consumo propio, pero que luego se fueron entusiasmando con el tema de la genética.
“La actividad demanda tiempo: si uno quiere hacer un buen animal o vender un reproductor, lleva mucho trabajo de alimentación, cuidados, sanidad” precisó, y sumó a esto que “depende también el objetivo de cada uno, porque por ejemplo un animal que está originado en el nordeste de Brasil criado para monte seco resulta rústico y lo podés largar tranquilamente pero necesita un poco de atención. Nosotros, al vender reproductores y vientres y al consumirlo nosotros, los mimamos un poco más”.