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Manejo Ganadero Actualidad

Con 50 kilos más de peso, aumentaría 15 puntos el índice de preñez

Los rodeos de cría de la Argentina pueden incrementar su productividad en un 40 %. El desafío es lograr la mejor alimentación de la vaca durante todo el año y un manejo ordenado de la reproducción
21/09/2017 08:46 hs

En el rodeo de cría argentino, en la actualidad, las vacas llegan al momento del servicio demasiado delgadas, en desmedro de una alta fertilidad. En promedio, 50 kilogramos más de peso vivo del animal –aplicando tecnologías de proceso que aumenten la eficiencia de los recursos disponibles– permitirían mejorar los índices reproductivos y, en particular, incrementar 15 puntos el índice de preñez para alcanzar el 75 %.

Para Aníbal Pordomingo, coordinador nacional de Producción Animal del INTA, a pesar de que la condición corporal media del rodeo nacional coincide con la necesaria para preñar a más del 60 % de las vacas, en el país “por cada 100 animales en un planteo de reproducción –cría– sólo un poco más del 50 % –vacas, toros, vaquillonas– produce un ternero”. Comparativamente, planteó: “En otras partes del mundo, en ambientes similares, ese índice supera el 80 %, por lo que nuestros valores son bajos”.

El problema para mejorar ese indicador es que, en la Argentina, la hembra promedio de cría es demasiado delgada al momento del servicio, lo cual es incompatible con una alta fertilidad. “En promedio, 50 kilogramos más de peso vivo de la vaca permitirían aumentar, al menos, 15 puntos el índice de preñez”, explicó.

En ese sentido, Patricia Menchón, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata – Unidad Integrada Balcarce, afirmó que “una de las estrategias, consiste en lograr el acople de un período de máximo requerimiento como es el servicio– con la máxima oferta forrajera”. Observó, también, que el momento óptimo del año “dependerá de cada sistema: podrá ser una primavera climática o entrado el verano en aquellos sistemas donde hay mayor predominio del campo natural”.

Por otra parte, aconsejó planificar la alimentación, antes y después del parto, a fin de garantizar altos índices de preñez en el servicio siguiente. “En una escala del 1 al 5, se espera que la vaca esté pariendo en una condición corporal de 3; en aquella escala que es del 1 al 9, en un valor cercano al 5 de condición corporal”, describió.

Para aumentar la productividad de los rodeos de cría por encima del índice actual, “la elección del momento del destete es otra decisión importante”, explicó Menchón. En ese sentido, detalló que “al destetar, la vaca reduce los requerimientos de la lactancia a, prácticamente, niveles de mantenimiento” y agregó que “de esta manera puede recuperar su estado corporal para afrontar el próximo ciclo productivo”.

En cuanto al índice de destete –que en la Argentina está en el 63 %–, el coordinador nacional de Producción Animal del INTA, precisó que “la expectativa sería acercarse todo lo posible a un ternero por vaca por año”, en virtud de lo cual se alcanzaría el 68 %. En ese sentido, expresó que, “el primer gran desafío es lograr la mejor alimentación de la vaca durante todo el año”.

La elevada fertilidad en el rodeo es consecuencia de la combinación de alta capacidad de procreo individual –de cada vaca– y la organización para que todas puedan expresarla en un manejo ordenado de la reproducción. De acuerdo con Pordomingo, “si ambas cosas concurren, la fertilidad medida en cantidad de vacas preñadas sobre entoradas por año debería superar el 90 %”.

En ese sentido, señaló que “mayor tasa de preñez sostenida no es solo un éxito reproductivo, sino organizativo, de gestión de la reproducción, de la sanidad, de la alimentación y de la empresa: es el productor quien controla el rodeo y no a la inversa”.

El especialista explicó si se preña el 60 % de las hembras “se está generando un ternero por cada dos vacas –o cada vaca tiene un ternero año por medio– cosa que ocurre en un estado casi natural, sin mayor gestión”. En contraste, un planteo que aumenta la preñez a 75 % “es un rodeo que pasa de subfertilidad y subnutrición a una trayectoria de ordenamiento de la reproducción, sanitario, alimenticio y organizativo” y, en este caso, se instala en otro nivel en el que “ya es el productor quien maneja la estrategia reproductiva y no el rodeo por sí mismo”, precisó.

Planificar la oferta forrajera

Para Pordomingo, el reto de planificar la disponibilidad de alimento “no es simple de abordar porque depende mucho de las capacidades de las empresas de cría para generar más forraje y complementarlo”. Comentó, también que “en algunos casos se trata de implantación de nuevas pasturas, en otros de infraestructura para manejar o administrar mejor el forraje disponible del campo natural o implantado –alambrados, picadas, aguadas, comunicaciones e instalaciones–, o poder diseñar un negocio ganadero que soporte y justifique el salto en inversiones y costos iniciales”.

Según Menchón, “la aplicación de tecnologías de insumos y de procesos, tales como la implementación de fertilizaciones estratégicas y de pasturas y verdeos de invierno y verano, permiten modificar la oferta”. Y precisó que “de este modo, se puede lograr un impacto favorable en los niveles de productividad a través de la condición corporal de los vientres”.

En esa línea, consideró que “hay que evitar los sobrepastoreos y subpastoreos para no afectar la futura productividad del recurso”. Resaltó, además que “tampoco debe descuidarse el estado de las instalaciones en los sistemas de cría bovina ya que, un adecuado mantenimiento de los alambrados permite organizar apotreramientos de acuerdo a las aguadas disponibles, a fin de hacer un uso eficiente de los recursos forrajeros”.

Finalmente, la especialista estimó que “es muy importante la capacitación permanente del personal de campo” porque es el que a diario toma “las decisiones en los sistemas de cría”, precisó.

Fuente: INTA

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