“Le robaron el burro de arranque a la producción arrocera, la bomba inyectora y el combustible. Es muy difícil que esto arranque si no hay señales claras”, expresó Marcelo Cattaneo, presidente de la Cooperativa Arrocera de San Salvador Ltda, en la localidad entrerriana de San Salvador, y síndico de la Federación de Cooperativas Arroceras (Fecoar), sobre la situación actual de ese cultivo. Se refería a las altas tarifas que tuvieron que pagar los productores por la energía eléctrica necesaria para regar sus cultivos mediante bombas.
El arrocero se quejó además sobre la fuerte suba de otros costos de producción en los últimos meses y sobre la falta de créditos a tasas de intereses razonables. “Hoy producir una hectárea de arroz cuesta entre 1.800 y 2.000 dolares. En un ratito tenés ponchada de pesos a invertir, dinero que muchas veces no tenés, y si caés en financiación bancaria, con las tasas tan elevadas, no podés pagarlo tampoco”, observó.
BICHOS DE CAMPO habló con Cattaneo para evaluar la evolución de la campaña arrocera en Entre Ríos, donde el cultivo está sufriendo una caída en la superficie y el número de productores:
Los arroceros entrerrianos esperan una campaña 2018/19 que quedaría para el olvido. Estiman que los rindes caerán 20% porque la campaña viene pasada de agua, luego de una mitad de enero sumamente lluviosa con acumulados de más de 500 milímetros. Esto provocó la inundación de 10.000 hectáreas de arroz y como si fuera poco, en todos los lotes faltó luminosidad solar, que es una variable clave para los rendimientos.
“Ahora la cosecha avanza en 35% a 50% porque tuvimos buen tiempo estos últimos días de marzo. Pero las lluvias de enero nos condicionan los rindes. Es la ley del clima, lo sabemos, aunque la economía arrocera tampoco viene bien, con los aumentos energéticos en una actividad sumamente electro dependiente, y contando que Entre Ríos paga una de las tarifas de energía más altas de la Argentina”, se lamentó Cattaneo.
El productor recordó que “el arroz se hace con mecanización convencional, sin poder hacerse bajo siembra directa, lo que acarrea mucho gasto en combustible y en personal, lo que hace insostenible la actividad. Esto hace que muchos abandonen en una zona en donde el arroz es el cultivo por excelencia, debido a que los rindes en soja son muy erráticos. El que puede diversifica pero se hace difícil sostenerse”.
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