Si bien se preveía un incremento en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que rondara el 3 por ciento, el aumento de la carne podría elevar esos pronósticos. Los cortes que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) son asado, carne picada común, paleta, cuadril, nalga y hamburguesas congeladas. En conjunto, estos productos habían subido en enero entre 6,5 y 7,1 por ciento; y se estima que en febrero el incremento se habría duplicado.
Los primeros datos -todavía preliminares- que están llegando al Ministerio de Hacienda sobre la evolución de la inflación en febrero, comienzan a prender nuevamente las alarmas del gobierno. Si bien era esperado un incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en el segundo mes del año -no así en enero-, el dato que podría superar el 3 por ciento y acercarse al 4 por ciento preocupa a los técnicos que acompañan a Nicolás Dujovne. En especial porque se descarta que en el primer trimestre del año el alza alcance el 10 por ciento y complique las metas para todo año. Para peor, las primeras planillas recibidas por el oficialismo sobre la evolución sectorial de febrero son claras y atribuyen la aceleración inflacionaria a tres factores: el impacto de los primeros aumentos tarifarios fuertes del año, la herencia del último trimestre del 2018 y enero y, fundamentalmente, un factor escondido que tomó por sorpresa al gobierno. Es el aumento de la carne, que, en algunos puntos del país, llegó en febrero al 20 por ciento; y que, por sí sólo, explica el 1 por ciento del total del alza del IPC de este año.
Los cortes que mide el Indec son asado, carne picada común, paleta, cuadril, nalga y hamburguesas congeladas. En conjunto estos productos habían subido en enero entre 6,5 y 7,1 por ciento; y se estima que en febrero el incremento se habría duplicado; con lo que el arrastre sobre el índice general (por una situación de ponderación) impactó en un punto porcentual. Según la industria, se trata de uno de los dos aumentos estacionales fuertes que aplica el sector en el año; y que venía retrasado desde el comienzo de la primavera pasado. Se habla además de un cuello de botella estacional, producido por los efectos de la sequía sufrida el año pasado, que disminuyó la oferta bobina, sumado a las inundaciones de este año que perjudicaron el transporte del ganado a los frigoríficos. También se habla del incremento de la demanda turística en los meses vacacionales, con un alza que creció a partir del aumento del volumen de argentinos y extranjeros que eligieron permanecer o visitar el país a partir de la existencia de un dólar barato. Otra explicación es que comenzaron a crecer las exportaciones al exterior a partir de la apertura de nuevos mercados, pero con un congelamiento de la oferta por la falta de inversión en los últimos tres años. La industria frigorífica se queja, como la mayoría del país, del alza de las tarifas, impuestos y costos de transporte; lo que termina afectando el precio final del producto.
Al alza de la carne en febrero se suma la presión que ejercen los incrementos autorizados por el Gobierno en el rubro transporte, especialmente en colectivos, trenes y subtes. En cuanto a las tarifas de servicios públicos, comenzó a aplicarse el incremento en la luz con un promedio de 26 por ciento; cuadro que se completará con otro 14 por ciento en marzo. También el panorama se complicará al contabilizar el Indec un incremento de 5 por ciento este mes.
De confirmarse una inflación en febrero superior a 3 por ciento, incluso por encima del 3,5 por ciento, sería un dato mayor al mismo mes de 2018 cuando el IPC había mostrado una suba de 2,4 por ciento y de 4,2 por ciento en el primer bimestre de ese año. Ese mes, los principales factores inflacionarios habían sido las alzas de las tarifas de transporte y de combustibles.
El clima inflacionario tanto en el gobierno como entre los privados cambió radicalmente el jueves 14, día en que el Indec anunció que el IPC de enero llegaba al 2,9 por ciento; superando todas las expectativas tanto oficiales como de las mismas consultoras que esperaban en promedio un 2,5 por ciento. La proyección terminó de cerrarse cuando las empresas comenzaron a recibir los informes esperados para febrero, donde se espera un alza de los precios de entre 3,5 por ciento y hasta 4 por ciento; tendencia que continuaría en marzo. Si esto se cumpliera, en el primer trimestre del año el alza de los precios se ubicaría en un acumulado de cerca del 10 por ciento; jaqueando, a sólo dos meses de iniciado el año, la meta final de 28 por ciento para todo el 2019 que aún defienden en el ministerio de Nicolás Dujovne. Como anticipó el lunes este diario, los privados ya toman en cuenta para el ejercicio, un piso de 30 por ciento.
Envía tu comentario