La cifra del mes pasado muestra una leve desaceleración en el aumento de precios respecto a septiembre, cuando el alza había sido del 6,5 por ciento, la segunda más alta del gobierno de Mauricio Macri, luego del 6,7 por ciento de abril de 2016 según la medición del IPC Congreso, cifra disponible en aquel momento debido al proceso de normalización del organismo nacional. Los gastos en vivienda fueron los que más aumentaron el mes pasado, con un 8,8 por ciento motorizado por las subas en los precios de servicios públicos. Un escalón más abajo quedó el transporte, que tuvo un incremento de 7,6 por ciento por el ajuste de tarifas durante ese mes, mientras que los alimentos tuvieron una suba general de 5,9 por ciento.

El 2018 finalizará como uno de los años con índices de inflación más altos desde los comienzos de la década del 90 y la salida de la hiperinflación. Cuando aún faltan los datos de noviembre y diciembre, el IPC acumulado quedó al borde del 40 por ciento.

En octubre, entre los artículos de primera necesidad los que mayores aumentos tuvieron de un mes a otro fueron la sal (12,4 por ciento), fideos (9 por ciento), harina (8,4 por ciento), leche entera (8,4 por ciento), galletitas dulces (8,3 por ciento) y el agua (7 por ciento).

Los alimentos arrastraron durante octubre el efecto de escalada del tipo de cambio que tuvo lugar en los últimos días de agosto, que llevó a la moneda estadounidense a valores superiores a los 40 pesos. Ese descontrol del dólar impactó de lleno en productos con componentes importados o bien en los que tienen destino de exportación, ya que necesitan precios "internos" más altos para competir.

Analizando los indicadores entre enero y octubre de este año, el rubro con mayores incrementos fue el transporte, con 58 por ciento, muy por encima de los gastos en vivienda en los que se reflejan las subas en las tarifas de servicios (38,5 por ciento). Los alimentos subieron, por su lado, un 43,7 por ciento.

Las estimaciones privadas prevén que en noviembre el ritmo inflacionario bajará más de la mitad, como consecuencia del estricto programa monetario del Banco Central y la recesión económica. Las primeras proyecciones hablan de una suba de precios de entre 2,5 y 3 por ciento.