Ante la decisión de los citrícolas autoconvocados de volver a protestar en la ruta 14, el vicepresidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos (Fecier), Dante Grigolatto, se está trabajando en la modificación del convenio de trabajo del sector para evitar el hostigamiento de juicios laborales, pero que el proceso tomará tiempo.

La cantidad de demandas a la patronal ha proliferado y actualmente genera grandes costos financieros. “Es absolutamente entendible el reclamo del productor que está enfrentando este problema, pero la coyuntura no puede solucionarse de la noche a la mañana”, expresó el dirigente.

¿Paciencia, sería, en este momento, el mensaje que, desde la Federación se le podría dar a los citricultores?

—Lamentablemente, no queda otra alternativa. No es que no queramos solucionar los problemas. Es un proceso lento, que lleva mucho tiempo. Es absolutamente entendible el reclamo del productor que en este momento está afrontando juicios laborales y necesita que la solución salga ya. Pero, como les advertimos a los productores la última vez, la coyuntura no es fácil de solucionar de manera rápida.

—En qué se está trabajando o se ha avanzado desde la última protesta de los autoconvocados?

—La última reunión fue en el Ministerio de Trabajo de la Nación, en Buenos Aires, dentro de las negociaciones avanzan para incluir algunas categorías laborales que están fuera del convenio colectivo de trabajo. En Trabajo nos dijeron que las partes debíamos ponernos de acuerdo con el sindicato, con el cual también se está hablando de este tema. Pero todas son negociaciones y charlas que se están llevando adelante.

—¿Cuáles son las categorías que no están dentro del convenio colectivo y con las cuales los productores tienen dificultades?

—Una de ellas es el podador, que no está registrado por ser una de las categorías que no se encuentra dentro del convenio. Otra es la del cosechador. Se trata de trabajadores golondrina, que están una semana, 15 o 20 días dentro de una quinta, terminan su labor y se van a otro lado.

—En esas categorías que no están se producen los vacíos legales. ¿Qué avances hubo en este sentido?

—Es algo que está bien encaminado. Pero acá, los signatarios del convenio son asociaciones con las cuales hay que ponerse de acuerdo para abrir el convenio e incluir estas categorías. Además, hay que hacerlo bien, para que no queden estos vacíos que posibiliten la proliferación de juicios laborales, de los cuales se agarra la gente que no quiere hacer las cosas bien. Así se podrá registrar a ese personal que queda fuera del convenio. Hay que abrir el convenio, e incluir las categorías, llevarlo a Buenos Aires para que Trabajo lo homologue, y todo eso lleva tiempo.

—¿Qué se le puede decir al productor, en este momento?

— Las gestiones que hacemos como entidad, por la vía legal, las hacemos desde hace muchos años. Cuando estuvimos en el Ministerio de Trabajo planteamos un problema, que lo tienen básicamente todas las economías regionales, o sea, los altos costos de las cargas sociales. Eso es innegable, porque representa un 65 por ciento dentro del salario. Para una actividad como la citrícola, que no tiene un valor de referencia, le resulta muy difícil registrar trabajadores cuando no hay rentabilidad. Hasta que no haya, desde el Gobierno, una rebaja de aportes, como se nos había prometido en su momento, la situación será muy difícil. Para nosotros fue un balde de agua fría que, de la noche a la mañana se nos dijera que no se iba a aplicar el mínimo no imponible en su totalidad para el sector citrícola, como se había acordado antes con el Ministerio de Agroindustria.

Fuente: FECIER