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Cómo hacer de un problema una oportunidad Actualidad

Una empresa entrerriana que no se hace drama con el aumento del gasoil: produce su propio biodiesel

Cinco años atrás la familia entrerriana Sánchez Rosembrock, propietaria de El Talar Agroindustrial, comenzó a evaluar qué hacer ante la persistencia de varios ejercicios con márgenes nulos o negativos en el negocio agrícola.
06/12/2017 05:03 hs

Cinco años atrás la familia entrerriana Sánchez Rosembrock, propietaria de El Talar Agroindustrial, comenzó a evaluar qué hacer ante la persistencia de varios ejercicios con márgenes nulos o negativos en el negocio agrícola.

Fuente: Valor Soja

Analizaron el problema con sus pares del CREA Victoria (Litoral Sur) y con el asesor del grupo Pablo Bruzzoni. Realizaron un estudio de las fortalezas y debilidades de la empresa. “Ese proceso coincidió con la llegada de una nueva generación a la empresa, así que, lejos de encarar la situación como un problema, la vimos como una oportunidad para crecer”, recuerda el director de El Talar Pablo Sánchez.

Definieron las ventajas comparativas de la empresa: disponibilidad de granos acondicionados al contar con una planta de acopio propia, campos con acceso sobre la ruta y conexión eléctrica trifásica d) cercanía a pueblos para conseguir mano de obra.

“Luego de realizar un estudio de las distintas cadenas de valor agregado, nos decidimos por la soja y comenzamos con una planta de extrusado y prensado, donde se procesaba el total de la soja producida para elaborar expeller y aceite neutro”, señala Pablo en un artículo publicado por la Revista CREA.

La fábrica de expeller opera las 24 horas durante los siete días de la semana con tres turnos por jornada. En la misma trabajan 10 personas. Procesa por año alrededor de 15.000 toneladas (de las cuales un porcentaje es propio). Los compradores de expeller son muy diversos: empresas porcinas, avícolas, feedlots, tambos y plantas elaboradoras de alimentos balanceados.

En 2014, con el cierre del mercado europeo (que acaba de reabrirse recién este año, mientras que se cerró el estadounidense), la demanda de aceite de soja por parte de Pymes elaboradoras de biodiesel colapsó. “No podíamos vendérselo a nadie, así que montamos una planta elaboradora de biodiesel en el campo con los mismos parámetros técnicos que los utilizados por Pymes productoras del biocombustible destinado al corte obligatorio con gasoil”, explica Pablo. “Nuestra planta va camino a contar con las mismas certificaciones técnicas que las que tienen las industrias que participan del programa oficial de biocombustibles”, añade.

De esa manera, al menos una parte del aceite (sin demanda) pudo destinarse a la producción de biodiesel de autoconsumo: tractores, cosechadoras , camionetas y camiones de la empresa funcionan con un combustible B70 (gasoil mezclado en el propio campo con un 70% de biodiesel). “El subproducto de la planta de biodiesel, la glicerina, es tratada internamente para consumo animal; nada se desperdicia”, apunta el empresario CREA.

Para comenzar a elaborar biodiesel, debieron antes realizar una inversión orientada a transformar aceite crudo de soja (subproducto del proceso de extrusión y prensado) en aceite neutro, el cual se obtiene a partir de un proceso de pre-refinamiento donde, mediante el agregado de agua y soda cáustica en condiciones controladas de proceso de reacción, separación y sacado, se reduce a valores adecuados la presencia de fosfátidos, ácidos grasos libres y humedad. El aceite neutro puede usarse tanto para la elaboración de biodiesel, industrias oleoquímicas (como por ejemplo la elaboración de pinturas industriales) o bien para consumo humano una vez refinado.

“En estos momentos estamos evaluando alternativas tecnológicas para realizar nuevas inversiones que nos permitan usar el biodiesel al 100%, además de generar una nueva línea de negocios de coadyuvantes siliconados y metilados”, proyecta Pablo.

Actualmente están dando un paso más en la cadena de valor al inaugurar una planta elaboradora de proteína de soja texturizada, la cual será comercializada con una marca propia “Rosenteck”. Se trata de un producto –destinado tanto al mercado interno como externo– que se emplea en la industria alimenticia (fundamentalmente embutidos, hamburguesas y salsas) como sustituto cárnico.

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