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Debate sobre la Ley de Semillas Actualidad

Gastón Fernández Palma: “Se pierden U$S 10.000 millones por año por no contar con un sistema que respete la innovación”

El Dr. Gastón Fernández Palma brindó su postura en relación a la necesidad de modificar la actual Ley de Semillas e invitó a reflexionar sobre la relevancia de este debate para permitir consolidar e incrementar la productividad del sector.
30/11/2016 17:43 hs

Consultado sobre la importancia de modificar la actual legislación, el ex presidente de AAPRESID y de MAIZAR, Gastón Fernández Palma, señaló a Campo en Acción que “la agricultura sustentable de alta producción no es gratuita, sino que es una serie compleja de medidas, que se deben implementar todas juntas para tener buenas prácticas agrícolas. Dentro de ello, uno de los problemas graves que tiene la agricultura sustentable de alta producción en este momento en el país, es la tolerancia y la resistencia de las malezas. Y esto no se produce por una reacción perversa del hombre ni por existir un maleficio contra nuestro país, sino que se da por una serie de errores como la falta de rotación de cultivos, a lo que nos llevó doce años de un gobierno que prácticamente nos obligó a sembrar soja, y a evitar este tipo de práctica o evitar la rotación de los productos químicos para controlar las malezas. Obviamente también hay que reconocer que no hay duda de que también los productores nos hemos sentido muy cómodos con cultivos donde solamente aplicar un herbicida tradicional en la agricultura era fácil, pero eso se terminó”.

Medición en pérdidas de rendimiento

Fernández Palma indicó que existe un trabajo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), desarrollado por la cátedra de Agronegocios, donde se calcula que hay más o menos por pérdida de rendimiento de las malezas tolerantes y resistentes, 7 mil millones de dólares.

“Si a eso le sumamos que hay hoy, con un costo de 150 dólares por hectárea, sea en campo propio o arrendado que se agrega al costo, estamos prácticamente trabajando sobre 3.000 millones de dólares de herbicidas más que estamos poniendo. Lo cual equivale a 10 mil millones de dólares que es una cifra bastante importante. Dentro de este mecanismo de selección natural de la resistencia, de los errores que nosotros tenemos, la mala praxis, entre otros, uno de los elementos más importantes es la llegada de nuevos eventos biotecnológicos, que permitan hacer menor uso de insumos y llegar a una cosecha con un cultivo más o menos limpio” sostuvo el profesional.

Puntualmente con la soja creo que vamos a perder el tren de semillas que ya van a estar disponible para los productores norteamericanos, canadienses, brasileños, para los paraguayos incluso que van a disponer de semillas con mayor componente tecnológico que le permite tolerancia a cientos de herbicidas como es el caso del dicamba y el 2-4D que van a ayudar junto con las otras buenas prácticas agrícolas a tratar de minimizar el problema de las malezas resistentes.

Intereses en juego y la necesidad de una Ley marco

Fernández Palma destacó en principio que no deberíamos calificar quizás si se trata de un gran, mediano o pequeño negocio, sino que en pocas palabras “es un negocio”.

Al respecto señaló que “en el mundo capitalista en el que vivimos, los negocios se hacen para generar rentabilidad. Todos lo usan con ese concepto y en todo el mundo existen reglas de juego, que se respetan estos principios que hacen a la propiedad intelectual. Y ésta no es solamente aquella en la cual el productor paga una vez en una semilla y cree que con eso pagó todo. También hay una ley de patentes que hay que respetar, hay que trabajar sobre el gen, la variedad, incluso hay que trabajar sobre la semilla en conjunto. Es decir son cuatro o cinco puntos, que deberían estar incluidos en una ley marco. Y una vez que se establece esa ley marco de la cual hay múltiples variantes, ahí se puede discutir entre partes lo que significan los costos. Pero en realidad es un problema comercial, de negocios, de vivir en un mundo donde las reglas del juego están establecidas por el mercado con el asesoramiento, la visión y el control de los Estados”.

Trabas más importantes: intereses económicos, políticos e ideológicos

El referente del sector agrícola sostuvo que en realidad hay una gran cantidad de intereses que son del orden de lo económico, político e incluso intereses ideológicos. Pero enfatizó que estos últimos son los más problemáticos “porque generan una fuerte presión sobre la sociedad, y dividen entre buenos y malos los que están trabajando en el tema”.

Y agregó: “Ni las empresas trasnacionales, nacionales, universitarias, de entes mixtos, público-privado que trabajan sobre una semilla, no lo están haciendo por perversidad. Lo hacen porque es una empresa que tiene costos de desarrollar un evento biotecnológico de entre 230 y 300 millones de dólares, y por supuesto quienes lo desarrollan con ese gasto necesitan y quieren recuperar la inversión y obtener su ganancia. Entonces yo diría que es un negocio que debería ser contemplado en varios aspectos. Reitero que una vez que se genere una ley marco, deben las partes, y en eso sí hay que ponerse firmes desde el sector de la producción, negociar los montos, las cuotas y los tipos de pago”.

Transparentar qué tipo de productor es

“Nosotros en nuestra visión y propuesta reconocemos al pequeño productor, la agricultura familiar, sin ponernos a juzgar tal o cual proyecto de ley. Simplemente nosotros creemos que efectivamente, hay un sector que estará definido por las autoridades en total acuerdo, sobre qué tipo de productores son: si son pequeños, medianos o grandes” indicó Fernández Palma.

Y en este sentido agregó que “lo que no se debe tratar de permitir es que detrás del tema del pequeño productor, de la agricultura familiar y del uso propio de la semilla, se escondan intereses de gente que son pequeños productores y que quieren usar la tecnología, sin pagarla”.

“Si al productor le sirve la tecnología, le cierran los números, la usará y la pagará de acuerdo a la ley que se establezca, por el período que dure la patente. Podrá discutir los precios, para lo cual tengo entendido que en este momento quienes declaren su producción van a apagar una cantidad mucho menor que aquellos a quienes se les descubra que usaron la tecnología y no la pagaron. Pero por supuesto que esto es un acuerdo de partes y se deben respetar esas pautas que hablamos acerca de que si es pequeño productor y demás”, fundamentó.

Sólo el 20% de los productores pagan regalías extendidas

Consultado respecto al último evento de Monsanto sobre la soja Intacta y si comparte el servicio del pago por el cánon de la semilla, más un pago por cada tonelada producida, el profesional señaló que “esto ha generado mucho malestar en todo el sector y es el disparador de muchas de las discusiones”.

Fernández Palma, invitó a reflexionar por qué se llega a esto y qué porcentaje de productores están pagando las regalías extendidas por el uso de una semilla que tiene todo el derecho a ser cobrada. A lo que respondió que “sólo pagan entre el 18 y el 20% de los productores, por lo cual significa que el resto de la producción se está haciendo con semilla por la que no se paga absolutamente nada. Esto es lo que normalmente se conoce como “bolsa blanca”.

Y agregó: “Por supuesto que la gran cantidad de hectárea de siembra que hay pertenecen a productores medianos y grandes que o bien no declaran la cantidad exacta o directamente no la pagan. Entonces yo creo que el haber llegado a esta situación sobre la semilla de Intacta sobre la que estamos hablando, mucho de la responsabilidad pasa por esto, si hubiéramos tenido una Ley de semilla, la que decidan los legisladores, este problema no se hubiese presentado”, dijo Fernández Palma.

Lo que se pierde

El hecho de no poseer una legislación como la Ley de Semillas, hace que “nos estemos perdiendo una herramienta sumamente valiosa para no quedar atrás en la producción con nuestros competidores. Por ejemplo Paraguay aumentó doce veces su producción, Brasil aumentó ocho veces su producción, y Argentina no acompañó ese crecimiento. Y si seguimos desagregando herramientas como el evento biotecnológico que mencionáramos resistente al dicamba (que es el xtend de Monsanto), por nombrar sólo alguno, nos estamos perdiendo una herramienta importante. No la única, sino una de las más importantes, juntos con las demás buenas prácticas agrícolas, como lo son la siembra directa, la rotación de principios de herbicidas, la rotación de cultivos, todas son herramientas que tienen que ser enviadas juntas para el combate de este gran problema”, concluyó Fernández Palma.

De la Redacción Campo en Acción

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